Fuente: Wikipedia
Megatsunami es un término informal utilizado para
designar aquellos tsunamis cuyas olas superan con creces en altura a las de un
tsunami que son provocados por terremotos. Los megatsunamis pueden alcanzar
alturas de cientos de metros, viajar a más de 400 km/h por el océano y a
diferencia de los tsunamis que rompen en la costa, los megatsunamis pueden
romper decenas de kilómetros tierra adentro.
El último megatsunami conocido
ocurrió en la isla Reunión. Los anteriores ocurrieron en las islas de Cabo
Verde y en el archipiélago hawaiano. Debido a que ocurrieron en fechas muy
remotas, no existen testimonios que narren su devastadora destrucción, ni
posibilidad de saber el lugar y el momento donde se producirá el siguiente. La
característica común de estas islas es su origen volcánico. Las erupciones
provocan una acumulación de lava sólida al contacto con el mar que se va
acumulando en numerosas capas y da a las islas forma cónica. La erosión marina
hace un trabajo minucioso en la base, por lo que un derrumbamiento tarda miles
de años.
Los estudios colocan a la isla
canaria de La Palma como la próxima en sufrir un derrumbamiento. Dicha isla
posee dos focos volcánicos estando sólo el volcán de Cumbre Vieja (al sur de la
isla) activo en la actualidad. Los volcanes de La Palma poseen una característica
poco común: en su interior albergan agua de lluvia almacenada durante miles de
años, dándoles la característica de ser inestables. La última erupción ocurrió
en 1949 y provocó un deslizamiento de tierra que abrió una zanja de 2
kilómetros de largo entre el este y oeste de la zona sur de La Palma.
La última erupción en la isla de La
Palma ocurrió en 1971, el volcán Teleguía situado en el extremo sur de la isla.
No existen datos científicos contrastables que permitan asegurar que las
laderas de Cumbre Vieja se puedan deslizar en una próxima erupción. La zanja a
la que se refiere el texto es una fisura provocada por la erupcion de 1949,
similares a las de otras erupciones históricas registradas en las islas. En
todas las islas parte del agua de la lluvia se infiltra, fenómeno que se ve
favorecido por la gran permeabilidad de los terrenos volcánicos jóvenes. Las
aguas subterráneas salen al exterior en la zona litoral, por las fuentes y,
además aportan a través de galerías (túneles de varios kilómetros de
profundidad y de 2x2 m. de sección), y pozos, la mayor parte del agua que se
consume en las islas. El agua impregna la roca pero no inestabiliza por sí
misma, solo desempeña un papel importante cuando un reservorio de agua entra en
contacto con el magma aumentando la fuerza explosiva de la erupción.
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