Encontré el siguiente versículo en mi Biblia el otro día:
Mis huidas tú has contado; Pon mis lágrimas en tu redoma; ¿No están ellas en tu libro? (Salmo 56:8)
Que gran sorpresa me llevé al saber que Dios también lee.
¿Qué lee?
Dios lee tu vida. Puede ver tus victorias y tus caídas. Cuando andas en fe o cuando te das por vencido. Lleva un registro de cada detalle de tu vida. Ve a los hombres como cartas abiertas. No se le escapa ni un solo detalle. Todas tus lágrimas se encuentran registradas. El día, la hora, el minuto, las razones de tus angustias.
Conociendo esto los problemas pesan menos en nuestra espalda, pues nuestros ojos se abren a la realidad que hay un Dios omnipotente que nos ve y puede estrechar su mano a nuestro favor si tenemos fe en él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario